La maldición de los Kennedy La familia Kennedy es uno de los clanes políticos más tradicionales y liberales de Estados Unidos -algunos los consideran una especie de familia real- pero toda la fama y el glamour han ido acompañados también de una dosis tremenda de tragedia. John Fitzgerald Kennedy era el presidente número treinta y cinco de EE.UU. cuando fue asesinado en Dallas en 1963. Su hermano, Robert, a quien muchos consideraban un serio candidato a la presidencia de Estados Unidos, murió asesinado en junio de 1968 cuando celebraba la victoria en la elección primaria de California. Pero ya antes, el destino le había sido adverso al clan Kennedy. En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, murió el mayor de los hermanos cuando probaba un avión militar. Kathleen, hermana de J.F. Kennedy, murió en 1948 víctima de un accidente aéreo. Finalmente tuvo lugar la tragedia que para muchos cerró toda posibilidad de que vuelva a haber un presidente en la familia Kennedy. El hijo del presidente asesinado falleció junto a su esposa y su cuñada en 1999. John John o JFK junior, el hijo del presidente asesinado, falleció junto a su esposa y su cuñada en un accidente aéreo ocurrido en 1999. La pequeña aeronave que pilotaba cayó en el Atlántico cuando se dirigía a Martha''s Vineyard, el tradicional sitio de recreo de la familia. Otros Kennedy tuvieron problemas con las drogas o debieron luchar contra el cáncer. Con su libro "Una vida inacabada" Robert Dallek ha causado una tormenta. Una reciente biografía escrita por Robert Dallek, "Una vida inacabada" (An Unfinished Life) ha causado algo parecido a una tormenta al colocar en el dominio público revelaciones sobre la salud de Kennedy y sus infidelidades dentro de la propia Casa Blanca. El autor agrega: "Su madre, Rose, acostumbraba a pegar a John y sus hermanos con perchas, cinturones, zapatos, e incluso sostenía sus dedos sobre quemadores encendidos". El propio Kennedy no ocultaba a su esposa, Jacqueline, sus relaciones extra maritales, e incluso mantuvo amantes dentro del mismo equipo de trabajo de la Casa Blanca. Barbara Gamarekian, quien trabajó para el equipo de prensa de la Casa Blanca durante la administración Kennedy, recuerda el día en que arribó Mimi, una joven de dieciocho años. Mimi no era la única amante de Kennedy en la Casa Blanca. Esposa humillada: Jacqueline sabía de las infidelidades de su marido. Sobre la voracidad sexual de Kennedy se dice que éste comentó al primer ministro británico, Harold McMillan, su necesidad de mantener relaciones al menos tres veces diarias a riesgo de contraer "dolor de cabeza". Aunque al parecer el dolor de cabeza no era el único riesgo presidencial. Además de severos dolores de columna, Kennedy padecía de la enfermedad de Addison, un mal poco conocido y considerado fatal en la década de los años 60, según el autor. El doctor George Thorn, quien fuera una autoridad en ese mal durante la época, explicó: "El doctor de Kennedy no sabía que éste padecía la enfermedad de Addison, lo cual sorprende. Para Dallek, los males de Kennedy incluían además problemas de próstata, uretra, sinusitis y colitis que de haber trascendido hubieran podido hundir las aspiraciones presidenciales de John F. Kennedy. Homenaje a la memoria de un presidente asesinado: Estados Unidos continúa recordando a Kennedy. Wheeler manifestó: "Hace poco, me encontraba en Dallas hablando con jóvenes sobre Kennedy y ellos se mostraban fascinados con la Teoría de la Conspiración, quién mató al presidente, y esos temas". La reputación de Kennedy se resintió en el pasado pero ahora se ha vuelto a fortalecer". Harvey Oswald, acusado del asesinato de Kennedy, no es más que una pieza del rompecabezas. Eran tiempos de Guerra Fría, de tensión entre Washington y Moscú, de tensión racial en el sur de Estados Unidos y de tensión creciente en un país poco conocido entonces, Vietnam. Esas balas impidieron que la historia fuera diferente, según aseguran muchos "creyentes" en los ideales de Kennedy. Es balas, sumadas a las de 1968, que terminaron con la vida de Robert F. Kennedy y los sueños de Martin Luther King. Se habló de un asesino único, de hombres atribulados, extremistas o simplemente locohay muchos que ven conspiraciones, y en el caso de la muerte del presidente Kennedy las mismas abundan. Respecto a la carabina Mannlicher-Carcano, modelo 1938, el mayor de ejército británico Frederick Myatt afirma lo siguiente en su libro "Small Arms", publicado por la editorial Salamander en 1978: "El arma modelo es italiana, un remanente de la guerra, equipada con una mira telescópica japonesa, comprada por correo por unos pocos dólares. Las teorías abundan. Según esta explicación, Oswald habría donado su identidad a los servicios secretos de Estados Unidos, por lo que habría varios "Oswald". Otra teoría –la del suicidio: quizá la más original de las teorías conspirativas. Asegura que el presidente, consciente de que sufría el mal de Addison y otras enfermedades, decidió organizar su muerte.
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