La pobreza en España

En España la «extensión» de la pobreza en familias y en población es superior a la media en Europa. Este hecho tiene mucho que ver con la desigual distribución de la riqueza aún existente entre nosotros y con el diferente crecimiento y desarrollo económico.

Se estima que hay aproximadamente 2.192.000 hogares, en los que viven 8.509.000 personas bajo el umbral del 50% de la renta media disponible neta (rdn). La pobreza predominante es la llamada «relativa», alrededor del 85% del total de los hogares considerados pobres y aunque la «pobreza severa» es minoritaria afecta a 316.000 hogares y a 1.739.800 personas. Entre ellos hay un pequeño sector de 86.000 hogares y 528.200 personas que viven en la pobreza extrema. Es de destacar que se está dando un ligero repunte de la pobreza severa entre nosotros.

Un hecho llamativo es el aumento acelerado del número de jóvenes que viven en la pobreza. El 44.1% del total de los pobres en España tienen menos de 25 años. Son niños y jóvenes. En la pobreza extrema, por ejemplo, más del 65% del colectivo tienen menos de 25 años. En el conjunto de los pobres severos el 53.2% son jóvenes o niños. Este aspecto es tan grave que merecería conocer más en profundidad lo que está sucediendo con la juventud y la infancia en España, y sobre todo con el pronóstico del futuro de este sector para arbitrar actuaciones y políticas sociales que mejoren esta situación.

Otra característica es la mayor dimensión de la familia (familias numerosas o numerosísimas) en las peores situaciones de pobreza.

Aunque proporcionalmente son un sector minoritario, los gitanos pobres, sobre todo, y los inmigrantes están en una situación global muy problemática y de gran desventaja con relación al conjunto de los pobres.

La población pobre «acapara» en España la inmensa mayoría de los males, carencias y problemas sociales existentes en nuestro país como el paro, el analfabetismo, las toxicomanías, la delincuencia y la marginalidad en general. Los pobres «cargan» con la mayor parte de los males.

La ocupación laboral está claramente en contra de los pobres más pobres. A más juventud, pobreza más grave y viceversa. Hay que insistir en que los que están en pobreza severa están sufriendo unas condiciones de vida muy duras por no decir cuasi miserables, pero que no hay que olvidar a los muchos (más de tres millones y medio) que sufren la llamada pobreza moderada, que les excluye de modo muy claro del modo de vivir medio de sus conciudadanos.

Foto © Javier Medrano Pobreza y desarrollo en España

La investigación sobre las relaciones entre crecimiento económico y pobreza ha permitido realizar algunos diagnósticos relevantes:

€ Existe una marcada diferencia entre las distintas provincias y comunidades autónomas en España en lo que a tasas de pobreza se refiere. Estas diferencias tienden a perpetuarse en el tiempo.

€ Entre las variables que muestran una conexión más estrecha con el fenómeno de la pobreza debe citarse el analfabestismo, la tasa de envejecimiento de la población y, con signo negativo, la tasa de empleo en el sector industrial. € Resulta de interés subrayar la menor conexión que presenta la tasa de desempleo con la tasa de pobreza.

Frente a lo que comúnmente se afirma desde las instancias políticas y económicas acerca de que primero es necesario aumentar la tarta para después repartirla, las evidencias utilizadas en la investigación llevan a inclinarnos con decisión por la afirmación contraria: con el fin de que la tarta aumente es preciso ocuparse de su distribución con antelación. No se olvide que la tarta aumenta como consecuencia de las porciones que los diferentes agentes económicos producen y aportan a la renta colectiva. De hecho, se observa una relación de complementariedad entre crecimiento y equidad. Menores tasas de pobreza tienden a corresponderse con valores más elevados del PIB per cápita. En la medida en que las tasas de pobreza son más altas, los eventuales impactos de mejoras en la tecnología, por ejemplo, son más pequeños e incluso, en determinadas condiciones, podrían no favorecer en absoluto al proceso de crecimiento.

Utilizando el criterio más comúnmente admitido en la U.E., se consideran pobres todas aquellas familias y personas que se sitúan económicamente por debajo del «umbral» del 50% de la Renta media disponible neta (Rdn) en el conjunto del Estado.

Se han establecido cuatro estratos de pobreza aplicados a la totalidad de las familias y las personas que viven por debajo de ese 50% de los ingresos disponibles netos.

1. La pobreza extrema - - - - menos del 15% de la Rdn

2. La pobreza grave - - - - - - entre el 15 y 25% de la Rdn

3. La pobreza moderada - - entre el 25 y el 35% de la Rdn

4. La precariedad social - - - entre el 35 y el 50% de la Rdn

A los niveles 1. y 2. se les llama Pobreza severa, y a los niveles 3. y 4. Pobreza relativa.

Cambio laboral y pobreza

Especialmente relevante es la relación entre el crecimiento del paro de larga duración y la evolución de la pobreza, sin que los sistemas tradicionales de cobertura hayan podido hacer frente al recrudecimiento de las necesidades sociales implícito en la evolución del paro. Buena parte de los parados de larga duración se han trasladado forzosamente a los sistemas autonómicos de rentas mínimas, debordando las posibilidades de estos dispositivos.

Un segundo ámbito desde el que es posible relacionar los cambios en la dinámica laboral con los procesos de empobrecimiento en España tiene su origen en el crecimiento de las desigualdades salariales y en la permanencia y aumento de un amplio segmento de trabajadores de salarios bajos, especialmente en el caso de las mujeres.

Se consolida un modelo que, con el objetivo último de facilitar rápidos ajustes de empleo y contener los costes laborales, abre decisivamente el abaníco salarial, limita la movilidad de los trabajadores jóvenes en la escala de ganancias y, sobre todo, en la medida en que somete las trayectorias individuales a una inestabilidad casi estructural, inyecta en la sociedad española notables dosis de vulnerabilidad.

Especialmente llamativo es el hecho de que un segmento de los ocupados no disponga de un nivel de ingresos suficientes para traspasar el umbral de la pobreza. Tal realidad constituye un reto para la sociedad española, condicionada hasta ahora por la falta de respuestas de la política económica y social. La desigualdad salarial, la incidencia del empleo de bajos salarios y el problema de los trabajadores pobres forman parte de una misma secuencia, cuyo origen se sitúa inevitablemente en la aceleración de los cambios en el mercado de trabajo y cuya desembocadura no es otra que una fuerte presion sobre los procesos de envejecimiento.

Foto © Ramón Canelles Política social y pobreza

El éxito de la lucha contra la pobreza depende de que sea un objetivo central de las políticas públicas y, hoy por hoy, esto no ha sucedido ni en España ni en casi ningún país de nuestro entorno.

El Estado es necesario en la lucha contra las desigualdades sociales y la pobreza. Se trata de desarrollo social de los derechos sociales. Estos demandan una renta mínima para todo ciudadano en conexión con actividades socialmente útiles, la mejora del nivel asistencial alejándolo de la idea y la práctica de las leyes de pobres, una mayor protección de la familia sin que ello suponga incentivos para que la mujer permanezca en el hogar sino hacer posibles la solidaridad y el cuidado en el seno de la familia de los hijos y los mayores dependientes. Y, por último, una mayor interconexión de las instituciones públicas con la sociedad civil en la lucha contra la desigualdad social.

La política económica ante la pobreza Los diversos aspectos desarrollados en esta Investigación muestran que no se puede considerar la política pública relativa a la pobreza como algo aislado del conjunto de políticas económicas, ni tampoco como una especie de hermana menor, subordinada y dependiente.

Dadas las relaciones de la pobreza con el sistema económico en su conjunto, no debe considerarse a las políticas de la pobreza como meras consumidoras de recursos. Las actuaciones tendentes a reducir las tasas de pobreza, si están adecuadamente diseñadas, contribuyen a mejorar el funcionamiento económico general. Más aún, se defiende situar la acción contra la pobreza en el centro de acción de la política general. Para ello se propone:

1. Analizar las posibilidades teóricas de actuación con respecto a la pobreza: conviene diferenciar tres tipos de actuaciones según se atiende a los ingresos, a la polipatología anexa a la pobreza o a las causas que influyen en la misma.

2. Sugerir pautas de actuación: en el primer caso se trataría de transferencias monetarias; en el segundo de una pluralidad de políticas específicas, debidamente coordinadas, para atender a la polipatología característica; y en el tercero, de actuaciones dirigidas específicamente a los problemas que se consideran que influyen en la existencia de la pobreza.

3. Analizar los impactos de las medidas contra la pobreza: necesidad de considerar las actuaciones sobre la pobreza plenamente vinculadas con la actuación general, dadas las incidencias que la pobreza tiene sobre el comportamiento económico global.

Cambio demográfico y pobreza

En el caso español, tres son las realidades que emergen con mayor vigor: el progresivo deterioro de la posición relativa de los jóvenes, la reducción de la pobreza de las personas mayores y el empeorameinto relativo de las mujeres.

Buena parte del deterioro de la situación de los jóvenes tiene su origen en problemas de inserción. Nunca como en la primera mitad de los noventa, los jóvenes han tenido un nivel educativo tan alto, sin que esto haya impedido que su tasa de paro creciera hasta alcanzar sus niveles máximos. La tasa de paro juvenil en España es la más alta de la U.E., con una situación muy desventajosa frente a sus coetáneos europeos. Para los que consiguen encontrar una ocupación, el principal problema es la insuficiencia de sus ingresos, con un salario medio de los jóvenes en el sector privado que únicamente supone el 60% del salario medio del total de asalariados.

Un segundo motivo de exclusión de los jóvenes tiene su origen en la dependencia del régimen de alquiler de viviendas. Si se compara el crecimiento de los precios de la vivienda en alquiler con el crecimiento de los salarios de los jóvenes caben pocas dudas sobre la magnitud de la asimetría en ambos comportamientos.

Entre los factores explicativos de la mayor vulnerabilidad de las mujeres destacan principalmente las condiciones desfavorables del mercado de trabajo. Un segundo factor es el aumento de los hogares monoparentales encabezados por una mujer, buena parte de ellos debidos a los procesos de ruptura familiar. Resultado de estos cambios es la consolidación de un severo núcleo de pobreza ligado a los procesos de ruptura matrimonial y al reducido alcance de la política social. Las familias monoparentales con hijos menores de edad, aunque todavía son un porcentaje poco relevante del total de hogares en España, presentan la situación relativa más desventajosa. Sus ingresos se sitúan más de quince puntos por debajo del conjunto de hogares y su tasa de pobreza es la más alta.

La pobreza en general es más urbana que rural. Un millón y medio de pobres viven en el medio rural y casi 7 millones en medio urbano o semiurbano. Entre los pobres rurales predomina una población bastante mayor. En el otro extremo están los pobres de las grandes metrópolis, con menores ingresos, en contextos sociales mucho más caros, con niveles de pobreza severa mucho más altos, con problemáticas muy graves de alcohol y droga, violencia, prostitución, robos y atracos etc. y con índices medios de malestar algo superiores a la media, aunque también en esos contextos la cobertura de los servicios sociales de todo tipo es mayor.

* La pobreza en el Norte de España (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Rioja y Navarra) .La «extensión» de la pobreza es «baja» en Navarra, País Vasco y Rioja, «media-baja» en Cantabria y Asturias y «media» en Galicia. Los pobres del País Vasco acumulan menos problemas y los de Galicia, en el otro extremo, superan la media nacional. La pobreza severa en algunas de estas comunidades autónomas (Rioja,Navarra,País Vasco...) es poco más que testimonial y podría prácticamente desaparecer en un futuro próximo con voluntad política y medidas de coste no excesivo.

* Las dos Castillas tienen bastantes rasgos similares: más «extensa» en Castilla-La Mancha, pero de menos «intensidad». Los pobres de Castilla-León se sitúan en la posición media de todo el Estado y los de Castilla-La Mancha en peor situación media. Puede decirse que, por ejemplo, la pobreza en Soria, Guadalajara,Segovia, etc. (provincias poco pobladas) es un fenómeno de escaso número absoluto de familias, y que quizás la desaparición de la pobreza severa en estas provincias no fuera una tarea tan imposible...

* En la Comunidad de Madrid proporcionalmente los «pobres» no son muchos, pero se aproximan a las 540.000 personas. Sufren además una «pobreza económica» más intensa que la media nacional, y la acumulación de problemas padecidos es también más alta. La pobreza, pues, en esta comunidad es un problema serio porque afecta a mucha gente y porque se es más pobre cuando se vive en un contexto próspero y de mayor carestía de vida.

* En Aragón la pobreza sigue prácticamente todas las pautas medias en el conjunto del Estado.

* El Levante Español (Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana y Murcia). Dentro del Levante es en la Comunidad Valenciana y en Murcia donde la pobreza es más grave. En Murcia por su extensión y en la comunidad Valenciana, sobre todo en Alicante, por su intensión y mayor acumulación de problemas.

El caso de Cataluña. Su tasa de pobreza es inferior al de la media nacional(16,1%), pero su mágnitud demográfica hace que ese 16.1% equivalga a cerca de un millón de personas bajo el umbral de la pobreza. La provincia de Barcelona es, en números absolutos , la que tiene mayor número de familias y personas pobres entre todas las provincias del Estado. La «intensidad» de la pobreza económica sigue la pauta media de las del Estado, aunque hay que tener en cuenta que viven en un contexto socioeconómico «caro y próspero», lo que hace más dura su situación. (como en Madrid, Navarra o Baleares, por ejemplo).

* La pobreza del Sur: (Extremadura, Andalucía, Canarias, Ceuta y Melilla). Más de un tercio de los pobres del Estado vive en estas Comunidades (el 35.3%). En todas se supera con creces la tasa media de hogares y personas en pobreza. Todas excepto Canarias encabezan el «ranking» de indicadores conjuntos de la peor pobreza Nacional.

Región % Nº aprox. de personas

Norte de España (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Rioja y Navarra) 14,2 1.209.000

Las dos Castillas 13,5 1.152.000

Comunidad de Madrid 6,3 540.000

Aragón 3,1 263.000

Levante Español (Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana y Murcia) 27,5 2.343.000

Sur de España (Extremadura, Andalucía, Canarias, Ceuta y Melilla) 35,3 3.002.000


domingo, 20 de junio de 2010

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